Por qué el Yoga Funciona (y Por qué se Siente Tan Diferente del Ejercicio Convencional)
El yoga no es simplemente ejercicio. Es una práctica que une respiración, cuerpo y sistema nervioso — una forma de moverse que suaviza en lugar de endurecer.
Mientras el ejercicio tradicional nos empuja hacia afuera (más rápido, más fuerte, más esfuerzo), el yoga nos lleva hacia dentro. Nos invita a observar: la respiración, la postura, las sensaciones, el estado interno.
La base del yoga es el trabajo respiratorio.
Cada movimiento sigue una respiración, y cada respiración envía un mensaje sutil al cerebro: estás bien, puedes aflojar, puedes estar presente.
Y después está la parte meditativa: ese espacio tranquilo que aparece cuando te concentras en un solo movimiento, una inhalación, una exhalación. No se trata de "dejar la mente en blanco", sino de darle algo amable en lo que apoyarse.
Esta rutina está pensada para eso: ayudarte a dejar atrás la energía de la semana y entrar en un estado más tranquilo, usando el movimiento como puente de un estado emocional a otro.
LA RUTINA
I. Respiración
Siéntate cómodo, con la columna larga.
Una mano en el pecho, otra en el abdomen.
Inhala por la nariz y siente cómo se mueve tu mano inferior. Exhala despacio.
Quédate aquí 5–8 respiraciones. Este es tu ancla.

II. Gato–Vaca
En cuatro apoyos, inhala arqueando la espalda, abriendo el pecho.
Exhala redondeando la columna y soltando la cabeza.
Repite 6–8 veces.
Moviliza la columna y libera tensión.

III. Hilo en la Aguja
Desde cuatro apoyos, desliza tu brazo derecho por debajo del izquierdo y apoya el hombro y la mejilla.
Mantén las caderas estables.
Respira 5 veces y cambia de lado.
Suaviza cuello, hombros y parte alta de la espalda.

IV. Postura del Niño
Rodillas abiertas, dedos gordos juntos, caderas hacia atrás.
Brazos extendidos, frente al suelo.
Quédate 5–10 respiraciones.
Una señal clara para que el sistema nervioso se calme.

V. Zancada Baja (pie derecho delante)
Lleva el pie derecho hacia delante y apoya la rodilla izquierda.
Levanta ligeramente el pecho sin tensar.
Mantén 5 respiraciones y cambia de lado.
Abre las caderas y libera tensión acumulada.

VI. Media Flexión (Ardha Hanumanasana)
Retrocede las caderas y estira la pierna delantera con el pie en flex.
Inclina el torso con la columna larga.
Respira 5 veces en cada lado.
Estira isquiotibiales y ayuda a soltar la parte baja de la espalda.

VII. Torsión Sentada
Extiende las piernas, dobla la rodilla derecha y llévala al lado izquierdo.
Alarga la columna y gira suavemente hacia la derecha.
Mantén 5 respiraciones y cambia de lado.
Suaviza y despierta la columna.

VIII. Flexión hacia Adelante
Con las piernas extendidas, inclínate desde las caderas hacia adelante.
Dobla las rodillas si lo necesitas.
Quédate 5–10 respiraciones.
Relaja la espalda y calma la mente.

IX. Puente con Apoyo
Túmbate boca arriba, rodillas dobladas.
Eleva la pelvis y coloca un bloque o cojín bajo la zona lumbar.
Relaja hombros y respira 6–10 veces.
Abre el pecho y calma profundamente.

X. Piernas a la Pared
Eleva las piernas apoyándolas en la pared o extendidas hacia arriba.
Brazos relajados, respiración suave.
Permanece hasta 1 minuto.
Ideal para piernas cansadas y sobrecarga mental.

XI. Cierre
Ponte de pie lentamente e inspira profundamente.
Exhala suave.
Un pequeño ritual para marcar la transición hacia otro estado.
Reflexión Final
El movimiento es una transición.
Cuando la mente está saturada, inquieta o bloqueada, mover el cuerpo de forma suave y consciente puede cambiar el estado emocional de forma sorprendente.
El yoga no consiste en ser flexible.
Consiste en enviar al cuerpo señales de calma, usando cada postura para cambiar poco a poco tu estado interno.
Esta rutina es una herramienta para volver a ti.

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